Por: Mario Paucar
En un mundo de prisas y lleno de estrés, la salud mental queda para después. En la actualidad se ha visto una creciente alza de trastornos como la depresión y ansiedad. A pesar de las campañas de concientización implementadas en los últimos años junto a medidas de cada nación, la tasa de suicidios no desciende al ritmo esperado y los desafíos para enfrentar esta problemática siguen en la sociedad. Más aún es cuestionado el tratamiento que se realiza a las personas por su institucionalización. En tiempos cambiantes, donde nuevas guerras han comenzado y la tecnología nos ha alejado, es nuestra prioridad anteponer el bienestar mental.
¿Qué es la salud mental?
De acuerdo a lo estipulado en la página web de la Organización Mundial de la Salud (OMS) la salud mental se define como un estado de bienestar psicológico y emocional. Más allá de no padecer ningún trastorno o enfermedad, es tener tranquilidad contigo mismo. El proceso para alcanzarlo requiere de tiempo y el grado de dificultad es diferente en cada persona dependiendo de factores externos.
Gozar de un buen estado mental permite a la persona trabajar productivamente y relacionarse con los demás. Así mismo es un pilar fundamental de nuestra salud general por el rol que juega en el desarrollo de nuestras habilidades individuales y colectivas. Su importancia ha sido tal que en la constitución de la OMS de 1946 fue declarado como un derecho universal y desde entonces se han realizado esfuerzos para incentivarla.
Un breve relato por la historia
La gran relevancia que ha tomado la salud mental en la humanidad es reciente. A pesar de su existencia desde las primeras civilizaciones, las enfermedades psicológicas estaban relacionadas con castigos divinos. En la edad media, este estigma incrementó, catalogando a las personas como herejes o poseídas, el tratamiento ante ello eran torturas o exorcismos. Sin embargo, los pensadores del Renacimiento desafiaron esta lógica, optando por un enfoque más humano para tratar los trastornos mentales. No es hasta el siglo XX, donde nace la psiquiatría moderna y se empieza a profundizar en el entendimiento de las causas de los trastornos mentales. El mayor hito se dio en la década de los 50, cuando se inventaron los primeros antidepresivos y los antipsicóticos que ayudan a combatir enfermedades mentales graves.
En el 2020 con el surgimiento de la Covid-19, la salud mental empezó a cobrar más fuerza ya que hubo un crecimiento exponencial en la cantidad de personas que las sufrían. Estar en aislamiento durante un prolongado tiempo, el estrés económico y el dolor del fallecimiento de familiares eran algunas de las causas del momento. De acuerdo a un estudio de 24.000 personas, la prevalencia de ansiedad fue de 36,4%; depresión, 26,6%; estrés, 44,2% y trastorno por estrés postraumático (TEPT), 5,9% en la pandemia.
Nuestra sociedad en el ahora
Alrededor del 10-20% de la población mundial padece algún trastorno mental en algún punto de su vida. Con ello nos damos cuenta que aún sigue siendo una problemática que debemos de atender con urgencia y más si vemos que representa el 12,5% de todos los problemas de salud. Es más que evidente que aún se tiene un largo camino por recorrer para asegurar el bienestar psicológico de todas las personas.
Estas condiciones están sujetas a graves consecuencias para el individuo y la familia. En primera instancia, una persona con problemas psicológicos tiende a estar aislada, triste, estresada o ansiosa constantemente. Esto provoca una retracción social o sentirse fuera de la sociedad. En casos extremos, inclusive pueden llegar a tener pensamientos de autolesión o suicidio.
Desafíos para lograr un bienestar global
Estigmatización cultural
La estigmatización social y cultural es más frecuente en países del continente asiatico donde se les asocia con falta de autocontrol o debilidad personal a los trastornos mentales ya que estas naciones se caracterizan por tener una cultura basada en la disciplina. Esto desarrolla a nivel social la incomprensión, miedo y prejuicio de cara a los pacientes. El impacto es claro evita que toda persona se sienta segura a la hora de demostrar algún problema mental y rechaza la atención médica por la presión social que tiene alrededor. A nivel global se ve una divergencia entre la necesidad de tratamiento y su aplicación, es decir, entre quienes requieren de atención médica y los que la reciben. Por ejemplo, tan solo el 29% de pacientes de psicosis y un tercio de las que sufren depresión son atendidos en centros de salud.
Déficit en el sistema sanitario
Sumado a lo anterior, el servicio de salud que reciben las personas no es de buena calidad y presenta claras deficiencias en infraestructura, logística y personal. Existen muchas críticas a la institucionalización de las personas, básicamente, en llevarlas a centros psiquiátricos para que vivan el resto de su vida en esas edificaciones. Últimamente, se está buscando un plan de reintegración social para aquellos que hayan padecido esta clase de trastornos, brindando programas educativos, empleo, vivienda y participación en otras actividades significativas.
Falta de atención en las áreas rurales
Tomando en consideración la demografía de áreas remotas, las casas están más dispersas lo que dificulta la labor de los profesionales en la atención. Además, en países como Estados Unidos, más del 60% de las áreas rurales carecen de psiquiatras, psicólogos o trabajadores sociales capacitados, lo que demuestra un abandono hacia este sector
Una nación de donde aprender
ejemplos a seguir para el cuidado de la salud mental. Al igual que Reino Unido, en el 2021 creó el Ministerio de la Soledad y el Aislamiento con el fin de promover actividades que busquen fortalecer las comunidades locales y proteger los lazos entre los ciudadanos, la entidad ha llegado a tener un impacto en más de 16 millones de personas. Su labor se extiende desarrollando proyectos de capacitación en colaboración con ONGs, espacios seguros de diálogo como los cafés de conversación y creando herramientas digitales para la práctica de la empatía y comunicación.
Por ese mismo lado, han fortalecido el marco legislativo, La Ley de Salud Mental japonesa promulgada en 1987 demuestra el compromiso por el tratamiento de trastornos mentales. Esta se basa en cuatro puntos, constituye una ley de Salud Pública, Asistencia Médica, Bienestar Social y detalla los sistemas de hospitalización de los pacientes. A lo largo de los años se ha visto modificado para asegurar los mejores resultados. En el 2004 se presentó la visión para la reforma de la salud mental y el bienestar médico, cambiando la perspectiva de hospitalización a uno de vida en comunidad. La nación participa activamente en la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Foro Económico Global para alinear sus políticas con los estándares globales. Su apoyo ha sido crucial para garantizar el acceso universal a servicios psicológicos tanto para japoneses como extranjeros gracias a aplicaciones como Emol que supone un método de detección temprana de enfermedades mentales.
Es importante que tomemos acciones al igual que Japón y otras naciones para garantizar una buena salud mental a cada ciudadano. En un mundo donde el estrés laboral y académico es recurrente es necesario aplicar programas que fomenten el cuidado por uno mismo.
¡Hola a todos! Mi nombre es Mario Paucar, y soy delegado de la primera generación 2024-2 de Peruvian Leaders Delegation (PLD). Delegación de debate que forma líderes peruanos que cambian nuestro país desde el Modelo de Naciones Unidas. En diciembre del 2024 debatí este tema en el comité de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Chorrillos MUN de la Institución Educativa Brigida Silva de Ochoa. En PLD investigamos temas internacionales de gran relevancia y proponemos soluciones innovadoras para los retos globales. Durante esta experiencia, profundizamos en diversos tópicos como la estigmatización social, el alcance a comunidades indígenas, la tasa de suicidios, el rol de la tecnología y sobre todo las estrategias necesarias para combatir esta problemática, debatiendo con pasión y compromiso.
Esperamos que este artículo te inspire y te acerque al increíble mundo del Modelo de Naciones Unidas, donde las ideas y el liderazgo juvenil pueden marcar la diferencia.