Por: Leyla Suárez
“Ningún trabajo es más importante que el derecho de un niño a ser niño", dijo Kailash Satyarthi. Sin embargo, en Asia-Pacífico, más de 62 millones de niños viven en explotación laboral, trabajando en sectores como la agricultura y la manufactura. Países como Bangladesh, Filipinas y Camboya enfrentan esta crisis, donde la pobreza y la falta de educación obligan a los niños a trabajar. Cada juguete y prenda producida oculta una historia de sufrimiento. Es urgente romper este ciclo y devolverles su derecho a un futuro digno.
El término "explotación infantil" se refiere a la utilización de niños en actividades laborales que los privan de su infancia, afectan su desarrollo físico y mental, y los exponen a condiciones peligrosas o inhumanas. Históricamente, el trabajo infantil ha existido desde la Revolución Industrial, cuando los menores eran empleados en fábricas y minas en condiciones deplorables. Con el tiempo, organismos internacionales como la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la ONU definieron el trabajo infantil explotador como aquel que interfiere con la educación, es forzado, peligroso o perjudicial para la salud y bienestar de los menores.
Por otro lado, varios países de Asia-Pacífico han tomado medidas contra la explotación infantil. Tailandia aprobó la Ley contra la Trata de Personas (2008), Filipinas implementó la Ley de Prohibición del Trabajo Infantil (1992), y en Indonesia, la Ley de Protección Infantil (2002) prohíbe el trabajo infantil en sectores peligrosos. México, con la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (2014), prohíbe el trabajo peligroso y promueve programas para combatir la pobreza.
Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, la explotación infantil sigue siendo un problema grave en muchos países de APEC. La falta de aplicación efectiva de las leyes, la corrupción y la pobreza continúan perpetuando esta crisis. Para erradicar el trabajo infantil, es crucial fortalecer la cooperación internacional, mejorar las condiciones económicas de las familias y garantizar el acceso universal a la educación.
Un gran avance fue el de China que ha fortalecido las leyes contra el trabajo infantil, como la Ley de Protección de los Derechos de los Menores, y ha implementado reformas laborales para erradicarlo en fábricas. A pesar de estos esfuerzos, la explotación sigue siendo un desafío, especialmente en áreas rurales e informales.
Cada niño es un sueño en potencia, una esperanza para el futuro. Merecen crecer sin el peso de la explotación, disfrutar de su niñez y tener la oportunidad de soñar y aprender. Es nuestra responsabilidad garantizar que todos tengan acceso a la educación, el juego y un futuro lleno de oportunidades. Juntos podemos acabar con el trabajo infantil y darles a los niños el futuro que merecen.
¡Hola! Mi nombre es Leyla Suárez, y soy delegada de la primera generación “2024-2/2” de Peruvian Leaders Delegation (PLD), la delegación de debate que forma líderes peruanos que cambian nuestro país desde el Modelo de Naciones Unidas. En 2024 debatí este tema en el comité de UNICEF en la conferencia “GESCMUN” de la “Institución Educativa Pública General Emilio Soyer Cabero”. En PLD investigamos temas internacionales de gran relevancia y proponemos soluciones innovadoras para los retos globales. Durante esta experiencia, profundizamos en la explotación infantil en países de Asia-Pacífico así como en países como El Salvador, Rusia y Brasil, debatiendo con pasión y compromiso. Esperamos que este artículo te inspire y te acerque al increíble mundo del Modelo de Naciones Unidas, donde las ideas y el liderazgo juvenil pueden marcar la diferencia.