Por: Joaquim Jhong
“Papá, mira, una estrella” se escuchara la mañana en la que la primera acumulacion de basura espacial pueda ser vista en el cielo. “Deberíamos considerar mudarnos afuera del planeta” dirá el padre, con un tono calmado pero decidido, que su pequeña hija sabe que significa tomar otro de esos aviones largos y cilindrados que toman para ir a visitar a su tía y a los que no le gusta subir.
“...fue el último de su especie” susurraran los audífonos de alguien en el transporte público la mañana en el que los ángeles de mar se extingan debido a la acidificación del océano. Ese mismo alguien verá por la ventana en la que está recostado un anuncio sobre el nuevo crucero espacial potenciado por el sistema de lanzamiento espacial de la NASA, y se preguntara cuantas ciudades podría ayudar los 1703000 litros de agua que el supresor de sonido de este sistema usa para evitar que se expandan ondas de sonido.
La mañana en la que nos demos cuenta que en búsqueda de grandeza fallamos en hacer el bien, el tratado de París no habrá cumplido su misión de mantener el calentamiento mundial por debajo de los 2 grados centígrados y las muertes por contaminación con hidracina producida en los líquidos hipergólicos usados para propulsar los cientos de cohetes espaciales que salen de la estratosfera se volverán algo común.
Se estima, que esa mañana en la que ya no haya vuelta atrás, llegará en unos 10 años, y para entonces, nuestra implacable curiosidad habrá causado que un gas natural como el CO2 (dióxido de carbono), sea nuestro peor enemigo. Sobre todo, cuando tomamos en cuenta que el efecto invernadero es la principal causa de la acidificación del océano mediante el ciclo de carbono, y del derretimiento de placas polares que generan mayores niveles de marea, y que, sobre todo, solo incrementa más cuando cohetes como el Falcon 9 de SpaceX generan 336 toneladas de CO2. Por lo que, es inevitable parar y preguntarnos si: ¿Acaso es imposible explorar otros mundos sin necesidad de matar el que ya tenemos?
Pues, no. No lo es. Gracias a la creación de la agenda Space2030 de UNEP (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente), que nos da 4 objetivos claros los cuales seguir para evitar la destrucción completa de nuestro planeta (¡literalmente!). Estos son:
Potenciar los beneficios económicos derivados del espacio y fortalecer el papel del sector espacial como un motor importante del desarrollo sostenible.
Aprovechar el potencial del espacio para resolver desafíos cotidianos y utilizar la innovación espacial para mejorar la calidad de vida.
Mejorar el acceso al espacio para todos y garantizar que todos los países puedan beneficiarse socioeconómicamente de las aplicaciones de la ciencia y tecnología espacial, así como de los datos, la información y los productos espaciales, apoyando así el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Construir alianzas y fortalecer la cooperación internacional en el uso pacífico del espacio exterior y en la gobernanza global de las actividades espaciales.
Además, nosotros, como ciudadanos comunes y corrientes, podemos ayudar mucho con pequeñas acciones como empezar a reciclar, apagar las luces, usar transporte público, evitar el uso de plástico y sobre todo, ¡Informarnos!, ya que, al tener conocimiento de lo que podemos llegar a sufrir, y compartiendo ese conocimiento, podemos concientizar a la sociedad para que estas pequeñas acciones y otras no tan pequeñas como la agenda Space2030 puedan ser realizadas.
De esta manera, podremos crear un mundo (o debería decir mundos) en donde la exploración espacial y los avances tecnológicos existan al mismo tiempo que nuestro planeta y en donde las únicas estrellas que puedan ver los niños sean aquellas que acompañan a la Luna en el cielo nocturno.
¡Hola! Soy Joaquim Jhong, alumni de PLD. Fui delegado de la primera generación 2024-1 de Peruvian Leaders Delegation (PLD), la delegación que no solo hace MUN, si no que lo vive, y forma líderes peruanos que están cambiando nuestro país. En 2024, pude debatir este tema en el comité de UNEP, durante la conferencia del colegio Santa Teresita, y me interesé demasiado en todo lo que conllevaba nuestro siguiente paso en la escalera de la evolución. Este interés se lo debo en gran parte a PLD, quien me enseña a mi y a todos sus alumnos a no solo investigar temas de gran relevancia internacional sino que también a buscar soluciones innovadoras y creativas para estos. Durante esta conferencia, además de debatir acerca de las consecuencias de exploración espacial en el medio ambiente, pudimos ahondar en las negociaciones geopolíticas y público-privadas que conllevan todos estos avances, y las que invito a que los lectores puedan investigar por sí mismos. Espero que este artículo sea el primer paso para que puedas usar los Modelos de las Naciones Unidas como más que una competencia, si no como una herramienta para generar un cambio duradero en nuestra sociedad. Y, si aún no eres parte de esta hermosa comunidad, espero pueda haberte inspirado a ser parte del lugar donde las ideas y el liderazgo pueden marcar la diferencia.